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lunes, 8 de noviembre de 2010

VARSOVIA MÁGICA

Llevo algunos días pensando cómo definir Varsovia.
El comentario más extendido es que es una ciudad más bien fea, en cuanto a edificios.
Por otro lado, fotos de Varsovia pueden encontrarse en cualquier web... y finalmente pensé
que lo mejor es que veáis Varsovia como la veo yo.
Lo cierto es que Varsovia, por lo que yo llevo visto, es una ciudad de calles anchas
y grandes avenidas y aceras, por las que el viento corre irrefrenable por momentos.
Las entradas a los edificios se abren como pasajes que van a dar a patios y jardines
interiores, de modo que nunca sabes qué te encontrarás, porque tan pronto puede ser una
tranquila plaza con portales o una placita en la que hayan abierto un montón de bares que
desde fuera obviamente no se ven.
Ésto es una de las cosas que más me gustan de Varsovia. Para conocerla hay que patearla. Hay
que andar, probar, callejear y perderse. Hace un par de semanas tuvimos que saltar por
encima de una jardinera para entrar a uno de los bares más curiosos que he visto, bar que
por cierto no estaba anunciado en ningún sitio. Era como entrar en una casa normal donde de
repente está todo lleno de gente y hay música!
Al mismo tiempo combina ese aire de ciudad atestada y activa con algunos momentos de calma
tremendos. El otro día llegué a mi casa ya en noche cerrada desde el trabajo. Llovía.
Me paré para sacar las llaves del bolsillo y de repente me quedé como un imbécil parado con
las llaves en la mano, escuchando.
El portal de mi casa está en uno de estos pequeños patios interiores que mencionaba antes, de modo que el ruido de los coches quedaba amortiguado y sólo se oía la lluvia caer sobre las hojas del jardín, la acera, los canalones del tejado y ese sonido se mezclaba con el olor a tierra mojada... fue un momento de paz, de algún modo.
Nunca me ha gustado mucho levantarme temprano, siempre voy medio dormido al salir de casa, pero aquí, siempre que abro la puerta del portal y el viento frío me da en la cara, sonrío.
No sé por qué, pero siempre que salgo al jardín, lleno de pájaros y vida siento que una nueva aventura está por empezar cada día. Y es un buen principio.
Cuando llegué aquí me leí el libro de "El Pianista del Gueto de Varsovia", en busca de
curiosidades y de una mejor comprensión de lo que había sido y es Varsovia. Se me quedó
grabado un comentario que hace el pianista, algo así como: "Varsovia era una ciudad tan
elegante...". Y de algún modo aún me lo parece. A la hora de salir del trabajo después de
caer el sol (que aquí anda ya poniéndose sobre las cinco si no calculo mal), las calles se
llenan de gente muy bien vestida que vuelve a su casa o se mete en los distintos
restaurantes y clubs. El aire se llena entonces de sutil perfume de mujer y allá donde vayas
puedes oír el paso de los zapatos de tacón.
Yo vivo cerca del centro turístico y financiero de la ciudad. Por supuesto esta escena no
puede presumirse en toda Varsovia, pero la gente que vuelve a casa tal como cuento llena
tranvías y autobuses, o se lanza a unos estupendos atascos que a diario se montan en la
plaza del Palacio de la Cultura.
Es una ciudad también muy interesante en cuanto a culturas, pues hay muchos restaurantes
japoneses (lo que me asombró) y de todo tipo: indios, vietnamitas, puestos de kebabs,
italianos, mexicanos, polacos (por supuesto)y algún español, por el que aún no hemos pasado.
Así mismo, la oferta musical parece abrumadora. conciertos de blues, jazz, ópera, música
clásica, festivales...
A veces tengo que pararme un momento y tranquilizarme, porque me apetece ir a todos lados al
mismo tiempo!
La lluvia empezó la semana pasada. No es que llueva todo el día, de todos modos. Ya sé por qué los polacos no tienen piscinas descubiertas... les sobra con los charcos que se organizan en los pasos de peatones! ¡la virgen!
Seguro que cuando venga la nieve la cosa cambia y la ciudad enseña una nueva cara. Esperemos ser capaces de disfrutarla tanto o más que la actual. Por lo menos ya he localizado cerca de mi casa una chocolatería famosa donde meterme al cuerpo un buen chocolate calentito, llegada la ocasión.
En cualquier caso, lo mejor de Varsovia es, sin lugar a dudas, la gente.
 
Suficiente parrafada por hoy!!
Un abrazo a todos!

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