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miércoles, 1 de diciembre de 2010

¡Berlín!

ESTACIÓN CENTRAL DE BERLÍN
11 de Noviembre de 2010...
 
Jueves por la tarde...
 
Más o menos a la hora del té :-P
 
Allí estaba yo, tras 6 horas de tren, listo para concer Berlín en un fin de semana largo que
nos proporcionó la fiesta nacional del levantamiento de Varsovia contra los rusos.
Maleta en mano y medio sopa salté del tren y el aire frío me despejó de golpe.
Así empezó un fin de semana que tengo que resumir en pocas líneas.
 
Una vez me hube reunido con Adrian y Ugne que vinieron a buscarme a la estación, fuimos a
comer algo típicamente alemán que Adrian pronunciaba... "duuna"... y que describieron como
una especie de sandwich con carne, salsa y muy típico de Berlín.
Allá iba yo muy emocionado, cuando por fin vino la comida... y me encontré delante de un
Kebab! ¿No saben pronunciar donner como dios manda o qué? :P
 
Tras esta primera toma de contacto, nos fuimos a visitar la puerta de Brandemburgo y el
monumento al Holocausto, una especie de laberinto hecho con bloques de piedra rectangulares.
Algunos me dijeron que quien lo diseñó deseaba que el público experimentara la sensación de
desorientación que sufrieron los judíos en su momento, la confusión de no saber dónde se
está o dónde se debe ir. Ugne aventuró que los bloques rectangulares representan las lápidas
de los judíos que perdieron la vida en aquella barbarie.
Sea como fuere, después de ésto y visto que la oscuridad se enseñoreaba de Berlín (y que
hacía un tiempo de perros) nos fuimos a tomar una cena a un restaurante croata (más
germano-turcos no, gracias!) y luego a dejar todo al apartamento de Adrian, en Berlín oeste.
 
A la mañana siguiente nos levantamos pronto y dimos un buen paseo por Berlín, recorriéndolo
hasta los suburbios orientales, donde vive Ugne.
Tiempo lluvioso y viento, es lo que más recuerdo de Berlín. La gente me pareció agradable,
pero no tanto como en Polonia, he de señalar.
Acompañé a Ugne a una clase de baile y la mañana pasó volando!
A mediodía aprovechamos para ir a comer algo típico berlinés... que resultó ser salchicha,
por supuesto, con patatas, ensalada y curry... sí, no me miréis así, que por lo visto lo han
convertido en plato típico. :-P
Por la noche salimos y por fin nos dimos a la cerveza como Dios manda! ¡Bien! Encontramos un
pub con música en directo, comida rica y una camarera genial que nos aconsejó
estupendamente...! y así volvimos a casa a no sé qué hora con gran regocijo...
(Por cierto si alguna vez tenéis que ir al baño en la calle... no lo hagáis donde crecen las
ortigas! :-O GRRR)
 
El sábado nos levantamos pronto y nos fuimos al centro. Ugne y Adrian tenían unas reuniones
en el Congreso de Berlín (ojo que he estado allí!) y yo me fui con Frida, otra chica que
había estado en Perú el año anterior y hablaba un español muy divertido a seguir visitando
Berlín.
Lo pasé muy bien, estuvimos viendo distintas zonas de la ciudad, sus canales, puentes (con
algunos personajes dignos de hmm ¿admiración) y fuimos a visitar el museo de los judíos...
que justo ese día estaba cerrado.
A riesgo de parecer cruel tengo que decir que me parecía super gracioso ver a Frida, toda
una alemana de 1,81 de estatura, hablar como los peruanos, que suelen ser chiquitines.

Hubo que comer a la carrera porque a primera hora de la tarde íbamos a posar en un reportaje
fotográfico! (Qué os voy a decir chicos, el que vale, vale :P)
Yo sobretodo estoy encantado por salir en las fotos con Ugne! :-P
 
Y ya a media tarde fuimos a ver el museo histórico de Berlín, muy interesante, porque es un
sitio donde se ha reproducido el Berlín de los años 40, tal como era en los mapas, pero
también tal como eran sus casas.
La experiencia no es sólo visual, hay objetos replicados que pueden tocarse e incluso se han
esmerado en generar olores, sonidos y distintas temperaturas para cada habitación, que
representa una parte de aquel Berlín.
En conjunto es todo un paseo en cinco sentidos por lo que debió ser la ciudad.
 
... Y luego hicimos una visita a uno de los dos bunkers antinucleares que se diseñaron en
Berlín para el caso de un ataque con bomba atómica!
Indescriptible la claustrofobia del sitio, donde sólo caben 3.000 personas (para todo Berlín
Oeste) y que deberían permanecer allí dos semanas, en total acinamiento, con suministro
racionadísimo de agua, tanto potable como no potable, un calor sofocante generado por sus
propios cuerpos ya que la ventilación es más que escasa... Pasillos y pasillos de piedra
gris, con bloques numerados, y varias capas de filtros para cualquier cosa que viniera del
exterior, incluidas personas.
 
Le tengo que dar las gracias a Emma, una chica sueca que me acompañó durante la visita al
bunker, porque mis amigos que eran todos alemanes se unieron al grupo guiado en alemán y yo
fui el único que se fue con los anglófonos. Ella nunca leerá mi agradecimiento, pero al
menos que a mí no se me olvide.

Después del tour, nos reunimos de nuevo muchos se despidieron (entre ellos Adrian) y
nosotros volvimos a casa de Ugne para cenar e irnos de copitxuelas.
No me preguntéis cómo pero, en medio de los barrios orientales de Berlín, donde se han
instalado sobre todo los inmigrantes rusos y ucranianos, acabamos tomando mojitos en un
sitio llamado Habana.
 
La noche era aún casi joven cuando volvimos a casa de Ugne para tomarnos la antepenúltima y
hacia las 6 de la mañana volvimos a la estación central donde yo tenía que coger mi tren de
vuelta a Varsovia!
 
Apenas me dio tiempo de entrar en el vagón, saludar... y quedarme dormido.
 
¡Ha quedado muchísimo por ver en Berlín pero sé que volveré!
Un abrazo a todos!!

P.D.: a ver si algún día me pongo a subir las fotos.

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